LECCIÓN 3

JESÚS ES DIOS

Texto para memorizar:

En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1: 1

Hemos aprendido en la anterior lección que Jesús era el Hijo de Dios. En esta lección veremos que Jesús es también Dios mismo. Tal vez usted está preguntando: "No entiendo esto, ¿cómo puede ser el Hijo de Dios, ya la vez Dios?" Al comenzar este estudio, debemos entender la siguiente verdad: Dios está por encima de nuestro entendimiento. Lo que nosotros conocemos acerca de Dios, lo sabemos porque se decidió a revelárnoslo. No lo podemos conocer por medio de nuestra especulación. En 1 Corintios 1:21 leemos estas palabras: “... el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría". Nuestro propósito en estas lecciones es conocer lo que Dios enseña en la Biblia sobre Jesús. Veremos que la Biblia enseña muy claramente que Jesús es Dios.

LA BIBLIA NOS DICE, SIN LUGAR A DUDAS, QUE JESÚS ES DIOS

Vamos a ver dos textos en donde se dice esto: El primero se encuentra en Juan 1:1, que es nuestro texto para memorizar en esta lección. Ya hemos aprendido que el "Verbo" se refiere a Jesús. Este versículo nos dice: "y el Verbo era Dios". Negar que Dios y el Verbo (Jesús) sean lo mismo equivale a negar la veracidad de la Biblia misma.

El segundo texto que veremos se encuentra en Romanos 9:5. “…de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Cristo (el Mesías), el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.”

 Este pasaje habla de los hijos de Israel, y cómo ellos recibieron la ley y las promesas de Dios. El texto continúa diciendo que en cuanto a su forma humana Jesús nació en el pueblo hebreo. En otras palabras, a los ojos del hombre, Jesús sería considerado como un israelita. Pero para que todos comprendieran la verdadera naturaleza de Jesús, el texto añade que Cristo está por encima de todo, Dios alabado eternamente.

El hecho de que Cristo es Dios no sólo se enseña en estos dos textos. Luego estudiaremos otros textos que también nos mostrarán, muy claramente, su verdadera naturaleza.

EL PODER DE JESÚS PARA PERDONAR EL PECADO MUESTRA QUE EL ES DIOS

Todo pecado es hecho en contra de Dios. Hace mucho tiempo el rey David oró a Dios diciendo: "Contra ti, contra ti solo he pecado" (Salmo 51:4). La única persona que puede perdonar el pecado es aquella contra quien el pecado ha sido cometido. \veremos que Jesús poseía poder para perdonar el pecado. Lea Marcos 2: 1-12.
Cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y El les explicaba la palabra. Entonces vinieron y Le trajeron un paralítico llevado entre cuatro hombres.   Como no pudieron acercarse a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que estaba acostado el paralítico.   Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados."   Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: “¿Por qué habla Este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"   Al instante Jesús, conociendo en Su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: "¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones?   "¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados,' o decirle: 'Levántate, toma tu camilla y anda'?   "Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados," dijo al paralítico:   "A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."   Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: "Jamás hemos visto cosa semejante."

 En este pasaje aprendemos las siguientes cosas: Jesús dijo a aquel hombre que sus pecados fueron perdonados. Los enemigos de Jesús dijeron que sólo Dios podía perdonar pecados. Tenían razón. Entonces, ellos acusaron a Jesús de actuar mal porque reclamaba una autoridad que pertenecía sólo a Dios. Jesús, entonces, sanó a aquel hombre para probar a la gente que él poseía el poder para perdonar pecados.

Vamos a mirarlo de esta manera. Supongamos que hay una casa cerrada bajo llave. Sabemos que hay sólo una llave en todo el mundo que abrirá la puerta. Nunca hemos visto al dueño de la casa, pero sabemos que es él quien tiene la llave. Si viéramos a un hombre ir a la casa, sacar una llave y abrir la puerta, entonces sabríamos que es él el dueño de la casa. Nosotros sabemos que sólo Dios puede perdonar pecados. Por lo tanto cuando vemos a Jesús venir con el poder de perdonar pecados, sabemos que Jesús es Dios.

JESÚS RECLAMABA IGUAL HONOR QUE DIOS

Lea Juan 5:23. “…para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que Lo envió.”

En este versículo Jesús aclara que los hombres deben honrarle a él de igual manera que honran al Padre Dios. Si usted empieza a leer a partir del versículo 17, (Pero Jesús les respondió: ‘Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo.’" encontrará que los judíos deseaban matar a Jesús. Dijeron que Jesús enseñaba que era igual a Dios.  Versículo 18: Entonces, por esta causa, los Judíos aún más procuraban matar a Jesús, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios.”   Si Jesús no fuese igual a Dios, ciertamente habría corregido esa idea errónea. Les habría asegurado que no le entendían y que él no reclamaba ser igual que Dios. Pero, ¿lo hizo? No. En cambio, Jesús les dijo que: "Todos honren al Hijo como honran al Padre" (versículo 23).

Además, la igualdad de Jesús con Dios se enseña muy claramente en Filipenses 2:6: “…el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.” Este versículo nos dice que Jesús tenía la naturaleza de Dios antes de venir a la tierra. Esto quiere decir que Jesús no usurpaba algo que no le pertenecía, cuando reclamaba ser igual a Dios.

JESÚS ACEPTO LA ADORACIÓN COMO DIOS

Lea Hechos 14:8-18:
Y había en Listra un hombre que estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo desde el seno de su madre y que nunca había andado.   Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado,  dijo con voz fuerte: "Levántate derecho sobre tus pies." Y él dio un salto y comenzó a andar.   Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en el idioma de Licaonia: "Los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros."  Y llamaban a Bernabé, Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que dirigía la palabra.   El sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba en las afueras de la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios junto con la multitud.   Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando:   "Señores, ¿por qué hacen estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que ustedes, y les anunciamos el evangelio para que se vuelvan de estas cosas vanas (de estos ídolos) a un Dios vivo, QUE HIZO EL CIELO, LA TIERRA, EL MAR, Y TODO LO QUE HAY EN ELLOS. "En las generaciones pasadas El permitió que todas las naciones (todos los Gentiles) siguieran sus propios caminos; y sin embargo, no dejó de dar testimonio de El mismo, haciendo bien y dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando sus corazones de sustento y de alegría."  Aun diciendo estas palabras, apenas pudieron impedir que las multitudes les ofrecieran sacrificio.

Pablo y Bernabé predicaban en Listra. Por medio del poder de Jesús sanaron a un cojo. La gente que presenció el milagro quiso adorar a Pablo y Bernabé. Pensaron que aquellos dos que tenían tal poder debían ser forzosamente dioses del cielo. Pablo y Bernabé inmediatamente corrigieron este error y dijeron a la gente que sólo eran hombres como ellos. Esto es exactamente lo que debían haber hecho.

Cuando el apóstol Juan tuvo su visión del cielo y se postró para adorar al que le habló, éste le dijo que no debía postrarse ante él. El ángel este tenía razón.

Ahora, lea Juan 20:27-29.  “Luego dijo a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo, y mira Mis manos; extiende aquí tu mano y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.’   ‘¡Señor mío y Dios mío!’ Le dijo Tomás.   Jesús le dijo: ‘¿Porque Me has visto has creído?  Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.’”

Después de su resurrección, Jesús se apareció a Tomás. Cuando Tomás se dio cuenta de que quien estaba delante era Cristo resucitado de la muerte, clamó: "Señor mío y Dios mío." ¿Le reprimió Jesús por haberle llamado Dios?  No. Jesús aceptó su confesión. Lo hizo porque él era Dios.

A veces las personas no quieren honrar a Jesús de igual forma que honran al Padre. Burlonamente, dicen: "Si Jesús es Dios, quiere decir que Dios murió en la cruz." Realmente, esto es precisamente lo que la Biblia nos enseña.  En 2 Corintios 5: 19, encontramos, “…es decir, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con El mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación”.  

Leemos también, en Hechos 20:28 sobre esto.  "Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos (supervisores) para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con Su propia sangre.”  Pablo hablaba con los ancianos de la iglesia en Éfeso. Les instruyó cómo debían cuidar la iglesia de Dios, la cual él compró con su propia sangre. Al leer este pasaje cuidadosamente verá que Pablo habla de Dios. Se refiere a la iglesia como”…la iglesia del Señor" y después añade, "la cual él (Dios) ganó por su propia sangre”.
 
Hay muchas cosas que nuestras mentes no comprenden.  Cuando miramos a nuestro alrededor en el mundo, vemos cosas que sobrepasan nuestro entendimiento. Si no podemos entender todas estas cosas que han sido creadas por Dios, qué necios seríamos al exigir una comprensión completa de las profundidades de Dios. Sin embargo, las cosas que Dios nos enseña podemos creerlas. Hemos visto que la Biblia definitivamente enseña que Jesús es Dios. Quizá no lo comprendamos todo, pero lo podemos creer porque Dios nos lo ha enseñado. La maravilla de todo esto está en que Dios vino al mundo en la carne, vivió entre los hombres y murió por los pecados de ellos para que tuvieran vida eterna por medio de la fe en él.